23 mayo 2010

La hora de la Medusa

¿Adónde me llevas? Herética es tu magia bebida a sorbos, tu brujería, tu encanto desapercibido e indómito. ¿Cómo he llegado aquí? Soy yo en tu mente, tú en la mía y el tiempo apenas fluye. Siento nadar en letras, saltar en espiral sobre páginas ocre de tinta aún sin desecar, bailar al son de las caricias de tus palabras. Es una gran habitación, pequeña, difusa, casi inocente, y está la luna que te baña y te hace renacer en la forma del ángel que siempre fuiste. La miel de tus cabellos no hace sino alimentar mi sed de tus ojos, de morir en la vorágine susurrante de tu cuello que me conduce a la perdición. Es irresistible no recorrer tu aroma de tu piel una y mil veces en todas direcciones, huir y revolotear, acostarme sobre ella y echarme a dormir pues ella era el tapiz que conformaba el devenir de mis sueños. Solos los dos en este atemporal páramo, tu mirada furtiva enarbolando esos cálidos ojos cual Medusa y sus particularidades pétreas que me atraen hacia sí y me atrapan en ti, cual piedra filosofal codicia de zafios alquimistas,…

Me llevas flotando entre nubes algodonadas en sirope, el revuelo de una flor empujando el aire en su caída y espejos victorianos que marcan tu hora y la mía. Y sí, tienes razón, es la hora.

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