06 abril 2006

Reflexiones a la luz del faro

¿Son mejores las historias efímeras e intensas o las historias duraderas y a largo plazo?
Quizá si esta pregunta tuviera una respuesta absoluta las relaciones serían algo totalmente diferente a lo que son.

Después de llevar toda una vida confiando ciegamente en las relaciones a largo plazo, en las relaciones duraderas, en las relaciones bonitas, de conocer a la otra persona, de entregarte a ella, de cuidarla y mimarla cada día, un día todo eso desaparece y esa confianza se esfuma y nada vuelve a ser igual que era.
¿Es quizá el paso erróneo a la creencia en las relaciones efímeras pero quizá intensas?

He ahí las dificultades que entrañan estas relaciones, que quizá también sean puntos positivos, el hecho de no atarte a la otra persona, el hecho de basar la relación en el lado positivo de cada persona, de que sea algo divertido y lúdico y el hecho de que sea efímero, poco duradero y sea tal vez el fruto del hechizo de una noche de verano.
Vivir cada día como si fuera el último, buscar cada día ese trocito que falta en tu vida, luchar por la utopía de alcanzar el cáliz de la felicidad, la extraña paradoja del ser humano.

Supongo que una de las posibles respuestas a la pregunta inicial, sería el hecho de que si es con la persona adecuada e idónea cualquier situación sería válida, pero esta búsqueda está unida íntimamente a esa extraña paradoja.

Quizá uno de los defectos del ser humano sea la carencia de comunicación en el plano afectivo, de esa apertura interna y sentimental que te permite conocer a la otra persona. Quizás esa carencia nos aleja de nuestra alma gemela, quizá esté a nuestro lado pero puede que alce el vuelo ante nuestra inerte mirada sin saber que en ella van nuestro sueños e ilusiones.

No hay comentarios: