20 marzo 2005

Las arenas de la soledad

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Jorge Luis Borges


Tenía ganas de insertar algo de poesía por fin en este blog, y con ésta, una de mis poesías favoritas, que no sé, es tan representativa de la fugacidad, confusión y anonimato de la vida que me marcó bastante.
Esta noche vuelve a ser otra de esas noches en que la almohada es la única compañera y en que las lágrimas son silenciadas por la noche cerrada y vacía. Otra de esas noches en que el corazón se abre como una flor en primavera y nadie está ahí para ver su valía. Otras de esas noches en que la soledad baila un tango con la desesperanza y las lágrimas corretean vivamente con plena libertad.

Mi corazón se debate entre el amor pasado o el amor futuro, entre la consistencia de la compresión y del cariño y del amor perdurable a pesar de la distancia, de terceras personas y del tiempo pero que rechazó el amor, rechazó el cariño y lo arrastró sin pudor cuantas veces fue necesario. O entre la inteligencia y habilidad mental sublime, cultura brillante, sensibilidad oculta pero envidiable y un cariño todavía por descubrir pero que es reticente a una apertura emocional ya no sé si en mi caso en particular o con el mundo en general.

Supongo que mi decisión será errónea como todo paso que doy, pero al menos la sinceridad del corazón primará frente a todo.